Mirarse
Necesitaba una palabra neutral, de esas que te impulsen hacia algún lado; esas que no se oyen todos los días.
Necesitaba un oído no usado, una voz jamás oída.
Necesitaba una brújula, un freno para bajar y apoyar los pies en la tierra, de una vez y para siempre.
Y, por fin, la encontré; sin buscarla la encontré en la boca menos pensada, en la persona desconocida.
Hoy no estoy con los pies en tierra firme, pero siento que de a poco estoy bajando o subiendo, eso aun no lo sé.
La voz que buscaba ya no la escucho, pero la recuerdo retumbando en mi memoria y la reproduzco mentalmente cada vez que la necesito, cada vez que empiezo a perderme de nuevo.
Mi encuentro con la tan ansiada palabra neutral se produjo en mí, y sólo en mí.
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